Como forma de recordar anualmente la necesidad de garantizar y fomentar el juego entre personas de todas las edades, especialmente niñas y niños, Naciones Unidas estableció recientemente que cada 11 de junio se conmemore el “Día Internacional de Juego”, a nivel mundial.
En años anteriores, diversas agrupaciones propiciaban este tipo de celebración en algunos países. Sin embargo este martes 11 de junio será la primera vez que se celebre este día, en todo el planeta.
En Chile, Fundación Educacional Amanda (www.fundacionamanda.cl) aplaude esta iniciativa. La destacada neurosiquiatra, Dra. Amanda Céspedes, Presidenta de la Fundación, destaca la importancia del juego como la mejor fórmula para desarrollar la creatividad, imaginación y resiliencia, evitando también el sedentarismo, mejorando la salud física y mental de los menores. En ese sentido, da recomendaciones para que las familias fomenten el juego, en los más pequeños de casa.
A continuación, las reflexiones de la Dra. Amanda Céspedes.
1) Doctora, ¿Qué importancia le atribuye a que la ONU haya declarado oficialmente el Día Internacional del Juego, a nivel mundial?
El juego infantil en ambientes naturales y en sus diversas modalidades ha sido tradicionalmente considerado una actividad que genera goce pero que no reporta beneficios al desarrollo intelectual de los niños. En términos simples, sería una “actividad inútil en términos de aprovechamiento académico pero que sí genera deleite”, ignorando los enormes beneficios que entrega a los niños el juego y que la psicología infantil y en este siglo XXI las neurociencias aplicadas al desarrollo infantil han demostrado ampliamente.
En palabras de la misma ONU: “estimula la resiliencia, la creatividad y la innovación de los individuos. Para los niños en especial, el juego ayuda a construir relaciones y mejora el control, la superación de traumas y la resolución de problemas. Les ayuda a desarrollar las habilidades cognitivas, físicas, creativas, sociales y emocionales que necesitan para prosperar en un mundo en constante cambio. Además, se considera que el juego tiene efectos positivos en la promoción de la tolerancia, la resiliencia, además de facilitar la inclusión social, la prevención de conflictos y la consolidación de la paz“
2) ¿Por qué es tan importante para los niños que tengan espacio para jugar?
Porque la falta de espacios adecuados que permitan el juego libre en espacios naturales condena a los niños al sedentarismo, que es la puerta de entrada para incorporarse a la escalada de sobrepeso y obesidad a edades cada vez más tempranas. Asimismo, la carencia de espacios adecuados para el juego libre fomenta la aparición temprana de adicción a las pantallas pequeñas de índole interactiva (IPad, Tablet y teléfonos móviles). Un niño que carece de espacios para jugar, languidece en su salud mental y física y esto ocurre en momentos cruciales de su desarrollo. El juego en espacios naturales es sencillo; no requiere de costosos escenarios que invitan a jugar; el ideal es el juego al aire libre en espacios protegidos y con una vigilancia discreta por parte del adulto.
“Espacio” también puede entenderse como un lapso de tiempo; los niños pequeños (menores de 10 años) necesitan mucho tiempo para jugar, porque en ese tiempo privilegiado activan su imaginación y se comprometen por entero con la actividad lúdica. Jugar en la semana no debe entenderse como jugar solo en los recreos.
3) Según la ONU, sólo 1 de cada 4 niños juega en la calle, a diferencia de la generación de sus abuelos. ¿Como sociedad, cómo podemos garantizar que los niños vuelvan a jugar al aire libre?, ¿afecta la crisis de seguridad ciudadana?
Hay dos factores que sobresalen como causas de la severa reducción del juego infantil al aire libre, en sus calles y barrios: el primero es el factor seguridad; las madres prefieren que sus hijos estén a resguardo de peligros en sus casas, especialmente si ellas se encuentran en el trabajo y los niños quedan al cuidado de terceros. Hay miedo a los accidentes en la calle, a la violencia urbana e incluso a eventuales secuestros. Personalmente vivo vecina a la hermosa plaza Uruguay, en la comuna de Providencia, y soy testigo de la irresponsabilidad de algunos conductores que pasan por las calles que enmarcan la plaza a alta velocidad y hablando por celular. El segundo factor es el uso de dispositivos digitales como recursos de entretención, infalibles a la hora de retener a los niños en casa. Una mamá me decía “es innecesario que mis hijos salgan a jugar a la calle corriendo peligro; igual hacen muchos amigos jugando on line, sin salir del departamento”.
¿Cómo garantizar que los niños vuelvan a jugar al aire libre? Es preciso rediseñar los barrios ” a escala de niños”. Cada comuna debe tener muchos parques y plazas para que los niños jueguen. Los alcaldes deben preocuparse de que los juegos que hay en parques y plazas estén bien construidos, estén en muy buen estado y sean seguros. A través de políticas públicas que faciliten que las madres ylos padres trabajadores puedan estar en sus casas a una hora que les permita llevar a sus hijos a los parques y plazas. Y se debe rediseñar la JEC (Jornada Escolar Completa), ampliando los tiempos de recreo y regulando el uso del celular en los recreos para niños menores de 12 años.
4) Desde Fundación Educacional Amanda, ¿qué recomendaciones le daría a las familias para garantizar este derecho de los niños a jugar?
Hacer de las salidas al parque o a la plaza un hábito. Es frecuente que los adultos con hijos tiendan a privilegiar sus propias ocupaciones descuidando el compromiso con el desarrollo integral de sus hijos. Prefieren la comodidad de tenerlos en casa – con el consabido celular como compañero de juegos – a tener que planificar la jornada incluyendo una visita a la plaza. En ciudades europeas se ve a uno o dos perros jugando en la plaza por cada diez niños. En Santiago yo veo la proporción inversa. Los dueños de perros tienen el hábito de sacarlos a pasear y también a jugar en la plaza todos los días. Pero ello no ocurre con los niños (afortunadamente, a los perros no les llama la atención el celular).
Preocupa también que la interacción adulto/niño en una plaza o parque es pobre, porque el adulto está distraído con su celular. En la primera infancia el niño juega en el columpio o en el resbalín, pero quiere atención, quiere compartir su goce con la mamá o el papá, y ello no siempre ocurre. Las abuelas son mucho más participativas, se establece una interacción muy rica. Tener niños exige sacrificios, especialmente en aquellas actividades que se sabe que tienen un beneficioso efecto sobre la salud mental y física de los hijos. Es necesario planificar esas salidas al parque o plaza con un criterio de co responsabilidad, modificando horarios y tareas personales. Y por último los adultos deben intentar sintonizar con la tendencia natural de los niños pequeños a jugar en todas las instancias de la vida cotidiana: mientras se visten, en la hora del baño, acompañando a los adultos en la cocina, etc. Respetar la imaginación lúdica de los niños, darles el espacio para que la desplieguen ampliamente sin intervenir, sin controlar, y participando cuando el niño invita a participar.
¿Sabías que…?
- El 71 % de los niños afirma que el juego es importante porque les hace felices, y el 58% dice que les ayuda a hacer amigos y pasarlo bien con los demás.
- Se calcula que 160 millones de niños de todo el mundo trabajan en vez de jugar o aprender.
- Solo uno de cada cuatro niños juega regularmente en la calle, en comparación con la generación de sus abuelos.
- Al 41 % de los niños les han pedido que dejen de jugar en la calle sus padres u otros adultos, como sus vecinos.
Fuente: Naciones Unidas