Por Daniela Tomatti, vicepresidenta comercial de Ball Corporation
La Tierra es nuestro hogar irremplazable y es nuestra responsabilidad preservarla para las generaciones futuras. En este contexto, la economía circular se presenta como una alternativa viable para transitar hacia un futuro más sostenible.
A diferencia del modelo económico lineal tradicional, basado en la extracción, producción, consumo y desecho, la economía circular propone un sistema cíclico donde los recursos se mantienen en uso el mayor tiempo posible. Esto se logra mediante estrategias como la reducción del consumo, la reutilización, la reparación, el reciclaje y la revalorización de materiales.
Si bien es cierto que como individuos no podemos evitar generar un impacto en el medio ambiente, sí podemos adoptar hábitos más conscientes. Esto incluye, entre otras cosas, realizar compras responsables, elegir productos con envases reciclables y con contenido reciclado, así como fomentar el reciclaje en nuestros hogares y comunidades.
En este sentido, los envases de aluminio cumplen un papel fundamental en la economía circular porque son infinitamente reciclables. La fabricación de aluminio primario genera 95% más emisiones que el reciclaje del metal, lo que significa que la huella de carbono de estos envases disminuye considerablemente a medida que aumenta el porcentaje de contenido reciclado utilizado.
De acuerdo con el Informe Anual de Sostenibilidad y Financiero de Ball, en 2023 y por quinto año consecutivo, la penetración del envase de aluminio aumentó en las categorías de cerveza, refrescos carbonatados y bebidas energéticas en nivel mundial, superando por primera vez el 30% de participación en el mercado. Esto evidencia que, saber que los productos vienen en envases que pueden reciclarse una y otra vez, les da a los consumidores tranquilidad y la sensación de contribuir a una economía circular.
Nuestro objetivo es promover una visión que abogue por políticas y acciones que nos lleven hacia una economía circular, una en la que los materiales no sólo se usan y se desechan, sino que se reciclan sin cesar tampoco perder sus calidades y propiedades. En línea con esto, el año pasado presentamos nuestro Plan de Transición Climática, que engloba diferentes acciones para alcanzar cero emisiones netas de carbono antes de 2050, como lograr una mejora del 30% en la eficiencia energética en la fabricación de latas, reducir un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero y la transición a fuentes alternativas de calor y renovables de electricidad. En nuestro plan, la circularidad de nuestros envases representa una ventana de 50% en las oportunidades que tenemos para bajar nuestras emisiones. Así, los esfuerzos de recolección, reciclaje y reinserción del contenido reciclado en la misma cadena de envases son esenciales para lograr nuestras metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
En conclusión, la economía circular no solo es una alternativa viable para proteger nuestro planeta, sino también una forma de contribuir a que las generaciones futuras puedan vivir en un mundo más sostenible.