Portofino: 23 años de historia y excelente gastronomía

El pasado 13 de octubre fuimos a conocer la renovada carta de Restaurant Portofino, un maravilloso lugar que no conocíamos pero superó nuestras expectativas 

Enclavado en Cerro Esperanza, y con una agradable vista a Caleta Portales este clásico Porteño, el cual ha recibido a importantes celebridades de la música y comedia nacional e internacional reabrió sus puertas trás la pandemia. 

La especialidad de Portofino son los mariscos, pescados y las pastas y su nombre hace referencia al pueblo porteño italiano del mismo nombre, donde destacan las casitas coloridas y botecitos pintorescos. 

El aspecto que más valoramos en nuestra visita, aparte de la deliciosa gastronomía fue la atención, Al ingreso tomaron nuestra temperatura corporal y aplicaron alcohol gel cumpliendo de gran manera las medidas sanitarias. Junto con eso la atención de Alejandro, un afable y profesional garzón que nos atendió como reyes, situación que se repetía con sus colegas y el resto de comensales. 

Para beber las alternativas son variadas en bebidas alcohólicas, no alcohólicas, frías y calientes. En nuestro caso pedimos un pisco sour, jugo natural de piña y una bebida gaseosa.

Para iniciar nuestro almuerzo optamos por dos opciones. La primera fue Gamberi alla napoletana (Camarones ecuatorianos salteados al ajo terminados en salsa de naranjas, perfume de albahaca y un toque de merquén) y la segunda opción fue Ceviche Mixto (Salmón, camarones y reineta)

Llegó la hora de la comida y tras un exquisito aperitivo, decidimos seguir con la tónica de productos marinos. Pedimos Albacora Alla livornese( Albacora confitada en coulis de tomate san Marzano ,aceituna, alcaparras terminada en perejil acompañada de mousseline de papa) , salmone e gnocchi (Salmón del pacifico acompañado de gnocchi de papa, habas, tomates cherry y yogurt de albahaca) y por último Pesce del giorno Portofino (Pescado del día a la plancha, acompañado con salteado de alcachofas y alcaparras al oliva, mini ensalada de berros, palta y camarones)

Terminamos la jornada con un infaltable postre. Para ello decidimos pedir 3 opciones diferentes para compartir. El primero un exquisito Cremé Caramel (Cremoso de dulce de leche acompañado de su salsa), seguido de un Tiramisú (Clásico italiano a base de mascarpone, frambuesas y café) y finalmente un Quattro Latte (Bizcocho remojado en tres leches, dulce de leche y merengue).

Fue una excelente jornada donde el sabor, la vista y sobre todo la atención predominaron la tarde. Antes de cerrar esta reseña les dejaré la historia de Portofino Restaurant y posterior una galeria de imágenes de los platos que consumimos

Renato, el hijo menor del matrimonio, llega un día a la casa. Después de una larga conversación con sus padres, les dice que se le ha ocurrido una idea y les pregunta si es que estos le podrían pasar la casa en la cual residían en ese momento, para poder convertirla y sacarle más provecho. Los padres aceptaron porque creían que esa casa ya era un gasto muy significativo para personas de edad como ellos. Fue en ese momento en que comenzó todo. Renato, quien había estudiado administración de empresas en el instituto profesional Viña del Mar (UVM en la actualidad), decidió crear un restaurant en su antigua casa, ubicada en el cerro Esperanza, en una calle con vista al mar y cerca de una plaza la cual los rayos del sol la iluminaban desde el primer momento, para así, cumplir su sueño y el de su familia, el cual siempre fue adentrarse en el mundo gastronómico. Botaron paredes, pintaron murallas de color azul, cambiaron pisos que eran de alfombra a pisos de baldosa y lograron crear un grato ambiente para disfrutar de la comida y de la
fabulosa vista que deja ver todo Valparaíso. Mucha gente le dijo que no abriera el restaurant, que no valía la pena, que nunca llegaría a ser el restaurant que el quería, que nadie llegaría ya que estaba en un cerro y además en Valparaíso, que jamás un Mercedes Benz o un BMW llegaría a estacionarse en su puerta. Este restaurant, llamado Portofino, abrió sus puertas en diciembre de 1998 obteniendo gran éxito.

Todo iba bien hasta que en el año 2000 ocurre un incendio. El restaurant Portofino es devorado por las llamas, y Renato, junto a sus padres y su muy querido primo Rino, quien siempre lo ayudó con el negocio, quedaron devastados. No se dieron por vencidos. Renato junto con Rino decidieron reabrirlo el año 2001, mismo año en que Osvaldo, el padre de Renato, fallece por un ataque al corazón y que se le es detectado a Rino un cáncer en la médula ósea. Esto provocó una fortaleza y confianza en Rino y Renato para seguir adelante con sus planes. Fue entonces que Portofino se volvió un restaurant muy conocido por su gastronomía, logrando que este fuera concurrido diariamente por variada gente.

Rino y Renato, los primos inseparables, fueron creando una gran fama para el restaurant, tanto así que variados artistas iban a comer y disfrutar de la vista. Fueron unos años de arduo trabajo para ambos, pero lograron crear lo que tanto anhelaban. Año 2008, muere Adriana, madre de Renato, quien fue una de las personas más importantes en su vida, quien lo apoyó, lo cuidó y le entregó amor y cariño tanto a él como a sus nietos y sobrinos. Renato pasó por un tiempo muy difícil siendo que un año después, parte su compañero del alma, su apoyo incondicional, Rino, quien era como su hermano. Esto provocó que Renato no se rindiera y siguiera con el restaurant a pesar de haber perdido a dos de las personas que más marcaron su vida, y es así como lo logró. Renato Airola Martínez, hoy en día, es un gran empresario quien ha pasado por altos y bajos con los distintos negocios que ha tenido, pero logró uno de sus mayores éxitos con su restaurant llamado Portofino y llegó a que Great Wine Capitals lo reconociera como mejor restaurant con oro mundial en la Annual General Meeting, todo esto debido a la dedicación que tiene día a día, el lazo con la gente tanto de cocina como de comedor y por su insistencia a siempre estar innovando.

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